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Origen de la Biblioteca del Seminario 

De mucho tiempo atrás, la Universidad poseía una Biblioteca cuya importancia era desconocida. Ésta se remonta a los volúmenes traídos por los curas doctrineros, los conquistadores y colonizadores, así como por los existentes en los conventos de los jesuitas, dominicos y agustinos y las bibliotecas del primer obispo de Mérida el Ilustrísimo Señor Fray Juan Ramos de Lora, quien fundó el Seminario de San Buenaventura que más tarde se convertiría en la Universidad de Mérida, la del Ilustrísimo Señor de Torrijos, su tercer obispo, y las de particulares.

Durante el rectorado del Dr. Caracciolo Parra se ordena mediante un decreto de fecha 1 de agosto de 1888:

  • La organización de la Biblioteca de la Universidad de manera sistemática con los volúmenes antiguos que sumaban 1436 distribuidos en las siguientes materias: derecho canónico, derecho civil, medicina, filosofía, historia y literatura.
  • Su ubicación en un local adecuado para su funcionamiento.
  • Se designa al doctor Juan Nepomuceno Pagés Monsant, uno de los más fieles servidores de la universidad y quien más tarde fue su rector, como Bibliotecario interino, mientras el gobierno central nombraba un titular.
  • La reparación de los libros que se encontraban deteriorados.
  • La obligación de todos los que se hayan graduado en esta universidad de donar una obra de reconocida utilidad.

El 7 de mayo de 1889 se redactó el reglamento interior del Instituto, el cual fue aprobado por el Gobierno Nacional el 26 de diciembre del mismo año.

El 27 de octubre de 1889, se constituyó el Cuerpo Académico presidido por el Señor Rector Doctor Caracciolo Parra con el objeto de inaugurar y abrir al servicio público la Biblioteca. Se encarga de la obra con el carácter de Bibliotecario interino al Doctor Juan N. P. Monsant. Para la fecha la Biblioteca tiene diez armarios de los cuales tres existían antes de organizarse y los siete restantes los regaló el Presidente del Estado, para la organización. Tiene además la Biblioteca una araña o lámpara de bronce de cinco luces que regaló el Señor Pedro H. G. Bourgoin catedrático de Química e idioma Francés.

Para el 31 de diciembre de 1894 la biblioteca contaba con 1436 títulos, con 1725 volúmenes; y para 1901 aquella cifra había aumentado a 2120 obras y 2580 volúmenes.

Surge la Biblioteca Central:

A comienzos del siglo XX la Biblioteca de la Universidad se conoce con el nombre de Biblioteca Central teniendo entre sus funciones la organización de las bibliotecas de las diferentes Facultades a medida que se fueron creando así como la formación del personal que trabajaría en ellas.

Las adquisiciones de los materiales se centralizaban a través de la Biblioteca Central, pero los presupuestos para su funcionamiento dependían directamente de las diferentes Facultades.

 

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